Antonia forma parte del ejército infantil integrado por miles de héroes y heroínas de la sobrevivencia, aquellos para los que cada minuto de estar vivos es casi un milagro. La Tony, como la conocen sus cuates, tiene 11 años; o sea es de las veteranas. Ya de plano no se acuerda y una sombra de duda le cruza por la carita prematuramente envejecida cuando alguien le pregunta que desde cuando anda en la calle, por no decir vivir, que se oye feo. Uhh, pos sepa, contesta mientras separa con los ojos brillantes lo que sirve y lo que no del botín que rescató de un bote de basura: bien muchos, añade, desde que estaba chiquita. Y no hay manera de avanzar más….La Tony tiene su propio ejército formado por el Agustín, el Fernando, el Juan, el Francisco y el Vicente, cada uno con rango y nombre de batalla: el Chale, el Chimpas, el Sata, el Gordo, santo y seña con que el grupo va bautizando a sus nuevos integrantes…La Tony sabe que la vida en la calle es dura, difícil y que se necesita algo más que ingenio para sobrevivir. No en balde su larga experiencia la ha convertido en una especie de generala de división, no hay nada que no se le consulte, ninguna decisión se toma sin su consentimiento…
Hoy la generala Tony está de mal humor, le duele el pecho (por la mojada de antier) y la cabeza. Además en su esquina se acaba de instalar una nueva franquicia, que opina que no quiere mocosos revoloteando alrededor de los coches de los clientes.El pequeño ejercito no se da por vencido, más tardan en correrlos que ellos en brotar de la nada: “¿ se lo cuido?”, “¿le limpio el vidrio?”.Aunque en el fondo la Tony sabe que el invasor los vencerá (La historia se repite), diseña una estrategia de defensa final. Con todo y la calentura en el pechito disminuido que no le impide respirar, gira instrucciones, da órdenes, que el pequeño ejército acata sin chistar.Por la noche, toda la defensa parece inútil, su esquina ha sido tomada…. Con escalofríos, la Tony se envuelve en un periódico y se deja caer en la banqueta. Una ambulancia recoge en la mañana, a los pies de un palacio de cristal, un cuerpo helado que se reporta como “adolescente, femenino, desconocida”.